Nicanor Parra |
Se inicia como un ataque al canon literario, una reacción agresiva en contra de la poesía elitista, destinada a un público privilegiado.
El antipoeta se propone, como dice Nicanor Parra en Discursos, “hacer saltar a papirotazos los cimientos apolillados de las instituciones caducas y anquilosadas”; sacar la poesía de la academia y de los salones y devolverla a la calle (donde se encontraba en la Edad Media con los juglares y los goliardos)
La antipoesía, como buen precursor de lo posmoderno, no se contenta con bajar a los poetas del Olimpo; su revolución consiste en elevar lo ordinario, común y corriente al salón. Además, como los juglares goliardos medievales, el antipoeta emplea un lenguaje contradictorio entre la seriedad y la burla con un guiño travieso y una mueca difícil de interpretar porque como dice Parra en el “Discurso de Bienvenida a Pablo Neruda”, “la verdadera seriedad es cómica” (Discursos 74). Se trata de una poesía carnavalesca, de feria, una poesía dionisíaca.
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